miércoles, diciembre 06, 2017

EL CENTRO DE NUESTRA GALAXIA MORTAL PARA LOS EXTRATERRESTRES



Al tiempo que los agujeros negros fagocitan la materia, emiten una radiación tan fuerte que es capaz de 'esterilizar' todos los planetas a su alrededor. Esta teoría se aplica también al agujero negro gigante que domina el centro de la Vía Láctea.

A los grandes agujeros negros es mejor no acercarse demasiado. Y no solo por las razones ya conocidas, como su increíble fuerza de gravedad, capaz de 'devorar' sistemas solares enteros, sino también porque, mientras estén en proceso de 'fagocitación' de la materia, emiten unos niveles de radiación ionizante tan intensos que son capaces de matar a cualquier forma de vida conocida a millones de kilómetros a su alrededor. Al menos eso es lo que sugiere un reciente estudio publicado en la revista especializada Scientific Reports.

Sagitario A* es uno de esos agujeros negros supergigantes que forma parte de una estructura mayor en el centro de nuestra galaxia. Su tamaño equivale a cuatro millones de estrellas similares a nuestro Sol y su radiación es tan intensa que causaría la muerte de todo ser biológico a 10.000 años luz a su alrededor. Pero en estos momentos, el 'apetito' de Sagitario A* se encuentra en declive. Hace unos 8.000 millones de años, cuando el agujero negro probablemente pasó por el período de su mayor crecimiento, la Tierra y el sistema solar ni siquiera se habían formado.

Según los autores del estudio, los astrofísicos Amedeo Balbi y Francesco Tombesi, de la Universidad de Tor Vergata (Roma, Italia), los agujeros negros no son en realidad los que emiten la radiación. De hecho, nada puede escapar de ellos. Es la propia materia a su alrededor que, antes de ser devorada, se acelera a velocidades extremas y se calienta, emitiendo al espacio unos vientos de rayos X y luz ultravioleta tan intensos que podrían literalmente 'arrancar' la atmósfera de nuestra Tierra si viviésemos a solo 1.000 años luz de donde se halla Sagitario A*.

Afortunadamente, nuestro sistema solar está ubicado a unos 24.000 años luz, más bien en los 'suburbios' de la galaxia, aunque relativamente igual de lejos de su borde. Por los tanto, hemos sido bastante afortunados al escapar de la radiación de Sagitario A*.

Al formular la hipótesis de la presencia de vida en el universo, los científicos siempre tuvieron en cuenta la radiación emitida por fuentes tan poderosas como las explosiones de supernova o los focos de rayos gamma. Pero el efecto 'esterilizante' de los agujeros negros nunca se había tomado en consideración.

"Esta consideración debería impulsarnos a redibujar el concepto de zona habitable galáctica. No todos los puntos en la galaxia, de hecho, tienen el mismo potencial de albergar vida", explica Balbi.

Si bien el centro de la galaxia sería un lugar totalmente estéril, cuanto más nos acerquemos al borde disminuye también la densidad de los elementos pesados, necesarios para la vida. De ahí que los astrofísicos sostengan que el mejor lugar para vivir en la Vía Láctea es su zona intermedia, justo donde se ubica nuestro sistema solar.

FUENTEMaEl: 6Dic-2017 SputnikNews

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