
Al cruzar con la gente por la calle, en el autobús, en tu lugar de trabajo, bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de su camino, y el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario. Bendice a los que encuentres, derrama la bendición sobre su salud, su trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás. Bendícelos en sus bienes y en sus recursos. Bendícelos de todas las formas imaginables, porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida.
Pierre Pradervan
Bendigo a ti y a todos que lleguen a este espacio.
ResponderEliminarAsí es, y así será.
ResponderEliminarYo llevo tiempo haciéndolo, y siento como el alimento que recibe mi alma cada día.
Probad a bendecir los alimentos que coméis, el agua que bebéis a las personas con que os crucéis, a los seres queridos que os acompañan en este viaje terrenal. A vuestras células, átomos, y demás órganos de vuestro cuerpo y lo estaréis purificando cada dáa.
Abrazos y bendiciones de luz a tod@s.