Anoche, una onda de choque se dirigió hacia la Tierra y agrietó su magnetosfera, la región que protege a nuestro planeta de la radiación dañina.
Se desconoce el origen de la onda de choque, pero los astrónomos creen que provino de una eyección de gas sobrecalentado energético y altamente magnetizado liberado por el sol, también conocido como eyección de masa coronal (CME).
La eyección puede haber sido liberada por la mancha solar AR3165, que lanzó al menos ocho erupciones solares al espacio el 14 de diciembre que causaron apagones en el Océano Atlántico, según Space Weather.
Si bien los científicos aún no están haciendo sonar la alarma, una grieta puede permanecer abierta durante horas y permitir que fluyan los vientos solares.
Se observó que la mancha solar crepitaba el 14 de diciembre y luego lanzó una explosión de clase M6 que golpeó la Tierra.
Las llamaradas de clase M se clasifican como de tamaño mediano. Estos eventos, sin embargo, pueden causar breves apagones de radio, y el de la semana pasada lo hizo sobre el Atlántico.
El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA, una sonda que estudia el sol de la Tierra, capturó las erupciones de la mancha solar, una región oscura más fría que otras partes de la superficie, que disparó chorros de plasma, uno tras otro.
Se vieron brillantes destellos de luz provenientes de la mancha solar, el probable culpable que envió la onda de choque hacia la Tierra.
Las ondas de choque se producen cuando un pulso de viento solar de movimiento rápido atraviesa el viento solar de movimiento lento y consiste en gases comprimidos y calentados.
Las CME pueden expulsar miles de millones de toneladas de material de corona de la superficie del sol. El material consiste en plasma y campos magnéticos.
Tales erupciones tienen el potencial de desencadenar un clima espacial que puede interferir con los satélites y las redes eléctricas en la Tierra y puede ser dañino para los astronautas desprotegidos.
La magnetosfera de la Tierra está ubicada en su campo magnético, que se extiende miles de millas en el espacio y su magnetismo afecta todo, desde la comunicación global hasta la migración de animales y los patrones climáticos.
La grieta actual prepara el escenario para posibles tormentas geomagnéticas de clase G1.
Una tormenta geomagnética es una perturbación significativa de la magnetosfera de la Tierra que ocurre cuando hay un intercambio muy eficiente de energía del viento solar hacia el entorno espacial que rodea a la Tierra.
Sin embargo, la clase G1 es la más débil de todas las tormentas.
El sol de la Tierra ha estado experimentando una mayor actividad en 2022, después de haber lanzado su erupción solar más poderosa durante cinco años en abril.
El sol parece estar entrando en un período activo de su ciclo de actividad de 11 años que comenzó en 2019 y se espera que alcance su punto máximo en 2025.
Las erupciones solares, ráfagas de radiación electromagnética que viajan a la velocidad de la luz, generalmente llegan a nuestro planeta dentro de los ocho minutos posteriores a su salida de la atmósfera solar.
La categoría más potente son las llamaradas X, seguidas de las de clase M, que son las observadas el 14 de diciembre.
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