lunes, agosto 28, 2023

LA FUNDACIÓN GATES IMPULSA LA TECNOLOGÍA DE IDENTIFICACIÓN DIGITAL

La era digital, con su infinidad de innovaciones, ha dado paso a una ola de comodidades, pero ¿a qué costo? La reciente defensa de la Fundación Bill y Melinda Gates para la Plataforma Modular de Identificación de Código Abierto (MOSIP) ahora será objeto de escrutinio por parte de los defensores de la privacidad, cuestionando las implicaciones más amplias de un sistema de identificación digital global de este tipo.

La Fundación Gates, con sede en Seattle, guiada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, ha respaldado activamente los compromisos de MOSIP con una considerable promesa de 10 millones de dólares.

El objetivo de la Fundación parece centrarse en impulsar un marco universal de identificación digital, especialmente dirigido a economías de ingresos bajos y medios. Pero, como lo ha demostrado la historia, estos avances a menudo conllevan peligros potenciales, particularmente en lo que respecta a la privacidad personal.

La iniciativa MOSIP, aunque sigue el modelo del controvertido sistema estatal de identificación digital (Aadhaar) de la India iniciado en 2009, genera una gran cantidad de preocupaciones.

Si bien Aadhaar estimuló el interés global, los desafíos únicos que enfrentaron los diferentes países significaron que muchos tuvieron que lidiar con sistemas comerciales potencialmente costosos y menos transparentes, lo que resultó en una “fijación de proveedores” y un posible uso indebido de los datos de los usuarios.

MOSIP, desde sus inicios en 2018, se presenta como una solución a estos desafíos, promoviendo su accesibilidad y adaptabilidad a diferentes países.

Si bien Filipinas lideró su adopción, 11 países, predominantemente de África, siguieron su ejemplo. Sin embargo, con más de 90 millones de identificaciones digitales ya distribuidas en Filipinas, Etiopía y Marruecos, la magnitud de la recopilación de datos y los riesgos potenciales asociados con violaciones o uso indebido se vuelven alarmantemente evidentes.

Adaptar MOSIP a los requisitos únicos de cada país significa recopilar y personalizar grandes cantidades de datos personales. El sistema, a pesar de alardear de contar con un ecosistema de más de 80 proveedores, genera señales de alerta.

Cuanto mayor sea el número de proveedores, mayores serán los puntos de acceso potenciales para violaciones de datos. Aunque MOSIP ofrece capacitación gratuita, exhibiciones de productos y un proceso de certificación, las complejidades de administrar múltiples proveedores en varios países pueden poner en peligro la santidad de los datos personales.

El ambicioso plan del MOSIP de registrar mil millones de personas en la próxima década no hace más que intensificar las preocupaciones. Si bien la Fundación Gates considera que los sistemas de identificación digital son parte integral del fomento de la infraestructura pública digital (DPI) que puede, en teoría, estimular el crecimiento económico, no se pueden ignorar los riesgos para la privacidad personal.

Aunque DPI promete agilizar las transacciones para individuos y gobiernos, su adopción sin salvaguardias sólidas de privacidad puede conducir a posibles usos indebidos, vigilancia y acceso injustificado a datos.

Los datos personales se han vuelto tan valiosos como el oro y es necesario examinar críticamente el impulso para sistemas de identificación digital tan amplios, con intenciones tan globales. La privacidad sigue siendo un derecho fundamental, y cualquier compromiso al respecto, por muy avanzado o innovador que sea el motivo, merece un escrutinio riguroso. La identificación digital en general socava la privacidad.

FUENTEMaEL: 28Agosto-2023 reclaimthenet.org

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