En el año 1977, solo 20 años después de que la Unión Soviética lanzara el primer satélite, la NASA envió al espacio las sondas espaciales Voyager. Muchos no lo esperaban, pero su sólida factura y la ausencia de ordenadores han permitido que, 42 años después, estas naves espaciales sigan funcionando y enviando datos a a la Tierra.( Uno de los científicos explicó a ABC cómo ocurre esto).
Las sondas están tan lejos, que un pulso de láser tardaría más de 20 horas y 30 minutos en alcanzar a una de ellas. De hecho, en 2012 la Voyager 1 se convirtió en el primer artefacto humano en abandonar el sistema solar, al atravesar la heliopausa (una zona de límite) y dejar atrás la heliosfera, la burbuja delimitada por el viento solar.
Ahora, cinco estudios publicados en Nature Astronomy han confirmado que la Voyager 2 es la segunda nave, por detrás de la Voyager 1, en abandonar la heliosfera y adentrarse en el medio interestelar. Las investigaciones son relevantes porque aportan nueva información sobre esta región tan desconocida y porque confirma un hito que ya se anunció en 2018. Además, los datos vuelven a mostrar que las cosas no son como se pensaban.
«Parte de lo que las Voyager nos están diciendo es que, incluso aunque ambas naves estén en el medio interestelar, el Sol todavía ejerce su influencia en esa región interestelar cercana», ha explicado a ABC Bill Kurth, coautor de uno de los estudios e investigador en la Universidad de Iowa (EEUU). «Esta influencia podría extenderse unos pocos cientos de Unidades Astronómicas –150 millones de kilómetros, la distancia media entre el Sol y la Tierra, recorrida por un rayo de luz en ocho minutos y 20 segundos–. Por desgracia, las Voyager no tienen suficiente energía para decirnos cuánto. Ese tendría que ser el cometido de una nave interestelar».
FUENTEMaEl: 5Nov-2019 Pueblo en Linea - ABC Ciencia - YouTube/The News 247