Esta semana, internet está repleto de titulares como "Objeto misterioso trama algo malo mientras se esconde tras el Sol". Se refieren al cometa interestelar 3I/ATLAS. El astrónomo de Harvard Avi Loeb y otros han sugerido que podría ser una nave espacial que se esconde deliberadamente de los humanos. Solo hay un problema con este argumento: aún podemos verlo desde la Tierra.
Por ejemplo, el coronógrafo CCOR-1 a bordo del satélite GOES-19 de la NOAA está rastreando el cometa y monitorizando su brillo.(foto arriba)
También lo hacen el cuarteto de sondas espaciales PUNCH de la NASA y los coronógrafos a bordo del Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO, no lejos de la Tierra). El cometa 3I/ATLAS está bajo vigilancia constante.
"A menos que 3I/ATLAS se desvanezca considerablemente en los próximos días, deberíamos poder observarlo durante todo su perihelio (su punto más cercano al Sol)", afirma el experto en coronógrafos Karl Battams.
Rastrear el cometa no es fácil debido a su tenue brillo. Sin embargo, Battams afirma que es posible: "Los objetos en el umbral de detección, como 3I/ATLAS, representan un desafío para los coronógrafos. A menudo tenemos que emplear técnicas de apilamiento de imágenes. Para que esto funcione, necesitamos comprender con mucha precisión la orientación y la distorsión de los telescopios para poder encontrar los píxeles exactos que corresponden al cometa. Es un proceso complejo, pero lo logramos".
Si 3I/ATLAS cambia de dirección o aumenta su brillo, lo sabremos. Hasta ahora, se comporta como un cometa. T. Marshall Eubanks, de Space Initiatives Inc., compiló esta curva de luz, incluyendo datos recientes de CCOR-1, SOHO y PUNCH:
Estos datos confirman que 3I/ATLAS sigue un modelo bastante estándar de brillo de cometas con contribuciones de gas y polvo. Si se trata de una nave espacial, lleva un disfraz extraño.
En diciembre, 3I/ATLAS emergerá del resplandor del Sol. Los telescopios regulares en la superficie terrestre podrán entonces reincorporarse al esfuerzo de monitoreo. Nuestra apuesta: Verán un cometa, no una nave espacial. Manténganse al tanto.
Los investigadores se centraron en las pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética durante los primeros días de la Guerra Fría (imagen de archivo)
Miles de objetos enviados por inteligencia no humana podrían haber estado espiando las pruebas nucleares mundiales desde la década de 1940.
Se acaba de publicar un estudio pionero que proporciona evidencia verificada de que algo o alguien observaba nuestras instalaciones nucleares desde el espacio mucho antes de que se lanzaran los primeros satélites tripulados.
La Dra. Beatriz Villarroel, del Instituto Nórdico de Física Teórica de Suecia, reveló una clara conexión entre las pruebas nucleares realizadas entre 1949 y 1957 y un aumento en el número de misteriosos puntos brillantes llamados «transitorios» que aparecen en el cielo.
No se cree que estos transitorios sean un fenómeno natural; Villarroel afirma que mostraban señales de ser altamente reflectantes, como un espejo, e incluso de girar como un platillo volante.
La publicación de estos hallazgos representó un hito importante, ya que la mayoría de los artículos que abordan la existencia de fenómenos anómalos no identificados (UAPs) son rechazados por la comunidad científica.
El éxito de la revisión por pares del trabajo implica que otros científicos han revisado los datos y no han encontrado nada que permita descartar los hallazgos del equipo como una simple historia sin fundamento sobre ovnis.
En general, los investigadores descubrieron que los misteriosos transitorios tenían un 45 % más de probabilidades de ser avistados sobrevolando justo antes o después de una prueba nuclear.
"Estos son objetos anteriores al Sputnik Uno, cuando los humanos no tenían nada allí arriba, y estos objetos, sean lo que sean, deben ser muy planos, reflectantes como un espejo, y personalmente no conozco nada natural que se parezca a eso", afirmó Villarroel.
Fotografías de las décadas de 1940 y 1950 revelaron miles de puntos brillantes llamados transitorios que aparecieron en la órbita de la Tierra durante las primeras pruebas nucleares del mundo.
El estudio, publicado en Scientific Reports por Villarroel y el Dr. Stephen Bruehl, analizó misteriosos objetos estelares observados en fotografías antiguas del Palomar Observatory Sky Survey en California durante los primeros tiempos de la era nuclear en Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética.
En concreto, los investigadores se centraron en 124 pruebas de bombas nucleares realizadas por los tres países, que causaron explosiones al aire libre, no bajo tierra como se realizan actualmente.
Los objetos desconocidos aparecieron brevemente y luego desaparecieron, y fueron captados por cámaras antes de que los seres humanos comenzaran a lanzar cualquier tipo de dispositivo al espacio, por lo que no pueden explicarse como naves artificiales.
Los investigadores no solo descubrieron que los avistamientos de ovnis aumentaron en los días en que se realizaban pruebas nucleares, sino que el número total de objetos transitorios detectados en las fotos también aumentó un 8,5 %.
Estos objetos no identificados probablemente aparecieron al día siguiente de una prueba nuclear, lo que hace improbable que los avistamientos fueran simplemente rayas o nubes creadas por las explosiones.
«La naturaleza siempre puede sorprendernos con algo que jamás hubiéramos imaginado. Por lo tanto, no puedo descartar que exista otra explicación que esté más allá de mi imaginación», declaró Villarroel a NewsNation.
«Pero, por lo que veo, no encuentro otra explicación consistente que la de que estamos ante algo artificial», añadió.
El periodista de investigación y autor Ross Coulthart señaló: «Las implicaciones son que esta podría ser la primera evidencia científica de una inteligencia no humana».
Villarroel no pudo afirmar con certeza si los objetos avistados en la órbita terrestre en la década de 1950 seguían allí, pero señaló que si realmente fueron construidos por una inteligencia no humana, podrían seguir orbitando el planeta.
Los científicos encontraron más de 100.000 objetos transitorios durante sus observaciones, de los cuales unos 35.000 solo en el hemisferio norte.
El estudio encontró casi 60 de estos objetos artificiales flotando en órbita en días en que se realizaban pruebas nucleares, y los testigos reportaron haber visto ovnis.
Esa cifra se redujo a 40 objetos transitorios en días en que solo se produjo uno de estos dos eventos.
El estudio, recientemente revisado por pares, no es la única evidencia de que una inteligencia no humana pudo haber visitado la Tierra durante la Guerra Fría.
Un conjunto de documentos gubernamentales desenterrados recientemente detalla un encuentro secreto cara a cara con seres extraterrestres hace más de 60 años.
Más de 50 páginas de archivos de la CIA, que el FBI mantiene como falsos, afirmaban que un programa secreto del gobierno estableció comunicaciones con ovnis en 1959.
Anteriormente, se seguía especulando sobre el supuesto accidente ovni de 1947 en Roswell, Nuevo México.
Si bien el gobierno estadounidense ha seguido negando la recuperación de una nave extraterrestre, denunciantes han afirmado que el ovni de Roswell es real y es solo una de varias naves no humanas que el ejército estadounidense ha recuperado desde 1947.
Imagen de la superficie de Titán, la luna de SaturnoNASA-JPL-Space Science InstituteNASA-JPL-Space Science Institute
Se trata de una molécula clave para la vida y nunca se la había visto interactuar de este modo: “la vida puede surgir en condiciones que no pensábamos”, señala el estudio.
Imagina un laboratorio gigante, a millones de kilómetros de la Tierra, donde las temperaturas bajan hasta −180 °C y ríos de metano y etano fluyen bajo un cielo teñido de naranja. Ese mundo es la mayor luna de Titán (relacionada con el planeta Saturno) y ahora, un nuevo estudio demuestra que allí ciertas moléculas mezclan comportamientos que creíamos imposibles.
El hallazgo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revela que en Titán el ácido cianhídrico (HCN) puede “aliarse” con gases como el metano o el etano para formar estructuras sólidas y estables, una especie de cristal mixto. Lo sorprendente es que, en la Tierra, esas sustancias no deberían mezclarse de manera natural.
En química hay una norma que se enseña desde el principio: “lo igual se mezcla con lo igual”. Es decir, las moléculas con carga se “entienden” entre sí, como el agua y el alcohol; y las que no tienen carga prefieren juntarse entre ellas, como el aceite y la grasa. Mezclar ambos mundos suele ser tan difícil como intentar unir agua y aceite en un vaso.
Pero este estudio muestra que, en el frío extremo de Titán, esa regla se rompe: el agua y el aceite del espacio logran convivir, uniendo lo que en la Tierra se mantendría separado. "Este trabajo revela una sorprendente excepción a la regla bien establecida en química de que los compuestos polares y no polares no se mezclan espontáneamente”, señala Martin Rahm, líder del estudio, en un comunicado.
En el experimento, el equipo de Rahm combinó HCN con metano y etano y observaron cambios en sus modos vibratorios y comprobaron mediante simulaciones que esos “co-cristales” podían formarse y mantenerse en las condiciones de Titán.
¿Por qué importa la vida y la exploración espacial? Este descubrimiento no solo cambia una regla de química, sino que abre nuevas puertas a la astrobiología. HCN es una molécula clave en los experimentos de origen de la vida: se considera precursora de nucleobases y aminoácidos. Si en Titán o en otros mundos helados, HCN puede mezclarse con hidrocarburos de formas inesperadas, ello sugiere que la “química previa a la vida” podría comportarse de modos más variados de lo que pensábamos.
