lunes, febrero 01, 2010

PROFECIAS DE SAN MALAQUIAS


Profecía de San Malaquias: A principios del siglo pasado, bajo el reinado de Luis XVIII, un sacerdote de la diócesis de Toulouse quiso publicar una antigua profecía en torno a los papas (que eran una predicción muy antigua, atribuida a San Malaquías, obispo irlandés que había vivido en el siglo XII, y publicada por primera vez en 1595), el gobierno, impresionado y temeroso, lo prohibió.

El contenido de la profecía es claro: pretendía dar a conocer el número exacto de papas que habrían de sucederse hasta el fin del mundo. El número que el predijo esta completo. Sólo faltaría uno mas con un periodo mas corto que el actual. Recordemos que a uno de los últimos no lo dejaron gobernar.

Pero ... ¿Quien fue Malaquías?

Malaquías nació en el año 1094, en Irlanda, en la ciudad de Armagh. Cuando todavía era joven quiso hacerse sacerdote, y se puso bajo la dirección espiritual de un piadoso ermitaño llamado Ismar. El obispo de Armagh, impresionado por la santidad de su vida y de sus intenciones, le concedió el sacerdocio. Entonces se dedicó a reformar los monasterios y a restablecer en ellos la disciplina. La intensidad y eficacia de su labor hicieron que a los treinta años accediera al obispado. Es uno de los religiosos más jóvenes en asumir la responsabilidad como obispo.[...]

Unos años más tarde, se convirtió en arzobispo de Armagh y primado de Irlanda. Fue la más alta dignidad eclesiástica del país. Malaquías puso todo su empeño en vigilar las costumbres de su clerecía y en evangelizar las zonas rurales. Luego, una vez creyó cumplida su tarea, renunció a todos sus cargos y se retiró, por humildad, en la pequeña diócesis de Down. Vivió con humildad y sencillez y gustaba que le dijeran simplemente hermano. Nunca aceptó que lo reverenciaran. Afirmó que sólo la reverencia y el honor era para Dios. En 1139 realizó un viaje a Roma, y de paso visitó el monasterio de Clairvaux (Claraval), donde entabló una estrecha amistad con el fundador, San Bernardo. En Roma fue recibido con los máximos honores por el papa Inocencio II, y regresó a Irlanda para proseguir su apostolado. En 1148 regresó a Francia para saludar al papa Eugenio III y tuvo el consuelo de morir en brazos de San Bernardo, quien más tarde redactó una biografía de su amigo donde aludía ya sus dotes proféticos y santidad.

La Profecía de San Malaquías están formadas por 111 pequeños párrafos o divisas que van desde el papa Celestino II(1143- 1144) hasta un texto que anuncia el juicio final y el fin del mundo bajo el pontificado de un tal Pedro el Romano, el 112° papa después de Celestino II. Recordaremos que el actual Papa, es el 111 de la lista de San Malaquías y su divisa es “De gloria olivae” (De la gloria de la oliva). Son muchas las posibles interpretaciones. Puede indicar que después de un periodo de paz (la rama de olivo y símbolo del pueblo judío), vendría la nefasta guerra diferente. Dijo que la guerra sería superior a las conocidas y que todo quedaría carbonizado muriendo antes del final la tercera parte de la humanidad. Profetizó que la energía y magnetismo del globo terráqueo se pasaría al sur con un cataclismo, desapareciendo todas las ciudades apostadas en la costa de los mares. Su fecha calculada del final de la vida en la tierra y del suceso, también apunta al 2012.


Después de estos lemas se añaden las siguientes lineas: “Durante la última persecución a los verdaderos creyentes de fe, la iglesia de Jesucristo, se sentará en la silla de Pedro, uno que cuidará de las ovejas en medio de numerosas tribulaciones, terremotos y una gran guerra como nunca la ha habido; una vez terminada, la ciudad de las siete colinas será destruida y el temible juez juzgará al pueblo”. En la Basílica de San Pablo Extramuros, unos grandes medallones, con los retratos en mosaico de todos los papas, coronaban la parte superior de las paredes del templo. Hasta hace poco sólo quedaban dos medallones vacíos, que algunos relacionaban con los dos últimos papas de la lista de Malaquías; pero Juan Pablo II ordenó añadir otros espacios para evitar darle paso a la profesia de este santo. Ahora la amplificada colección de medallones, extendida a otros muros de la basílica, parece anunciar que hay otras profecias que apuntan a lo mismo afirmando que el tiempo está cerca. Se dice que en Roma los medallones nuevos lloran con gotas de agua parecidas a lágrimas y que no las pueden secar con nada. Nadie sabe con exactitud el día del final pero ese llegará. Todo imperio y sistema llega a su fin. La tierra es simplemente un pequeño gusano dentro del inmenso universo. Los humanos todos estamos de paso y somos insignificantes ante el poder de la vida. Nadie posee nada. Ni los ángeles de Dios saben con exactitud el final. Dios habla a través de sus elegidos y profetas. Es positivo estar preparados en paz y amor antes de la partida.
FUENTE: NOTICIAS BLOG EXCITE

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